Denzel Washington ha sido uno de los protagonistas más extraños de las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos. El actor se vio envuelto en una de las muchas fake news que circularon por Facebook como la pólvora, a menudo con mayor difusión que aquellas noticias que sí eran reales. En una de ellas, se afirmaba que apoyaba a Donald Trump, lo cual era abiertamente falso. No impidió que se viralizara.
El ejemplo de "Denzel Washington apoya a Donald Trump" sirvió a muchos medios para criticar a Facebook y exigir a la plataforma un mayor control (traducido: edición y distribución) de los contenidos que circulan por su red. Pero nadie había preguntado hasta la fecha al protagonista de la fake new por antonomasia, al propio Denzel Washington. Y cuestionado sobre el periodismo, las noticias falsas y el futuro de la información, el excelente actor formuló una breve pero brillante respuesta. Esta:
Si no lees los periódicos no estás informado, si lees los periódicos estás mal informado. ¿Qué hacer? Esa es una buena pregunta.
El actor parte de una premisa elemental: no acudir a los medios implica, con probabilidad, no estar informado. Pero añade un matiz que es discutible, aunque en muchos casos sea cierto: acudir a los medios no implica por defecto estar bien informado. Washington se refiere a las fake news que hoy circulan por nuestros medios (también conocidos como Facebook o WhatsApp). A priori, parece un dilema para el lector. No lo es.
¿Cuál es el efecto a largo plazo de tener demasiada información? Uno de los efectos es la necesidad de ser primero. Aunque no sea verdad. ¿Entonces cuál es la responsabilidad que todos vosotros tenéis? Contar la verdad.
Cuando Washington se refiere a "la necesidad de ser primero" y "demasiada información" está describiendo el fenómeno viral. O lo que es lo mismo: la pérdida de los medios de comunicación tradicionales de la plataforma de distribución. Facebook se ha comido nuestro mundo: los medios seguimos controlando y produciendo el contenido que deseamos, pero el canal de distribución (el lugar a través del que logramos que nuestras noticias se lean) ya no es nuestro. Es propiedad de Mark Zuckerberg.
De ahí la larga batalla que los medios de comunicación llevan años desarrollando con Facebook y Google, especialmente con el primero, para que ambos reconozcan su papel como curators de contenidos. Pero esto ha provocado otra cosa, que es "la necesidad de ser primero". Si ahora la información se distribuye a través de links y su éxito depende de las veces que se comparta, lo importante es su carácter viral.
Su potencial en redes sociales. Y para ser el más compartido, hay que ser o el primero o el mejor. Y lo más sencillo es lo primero. Que, a su vez, implica dejar de lado filtros de calidad y de veracidad en pro de la viralidad.
En nuestra sociedad, ahora es todo cuestión de ser primero. A quién le importa, sácalo. No nos importa quién sale herido. No importa a quién destruimos. No nos importa si es verdad. Sólo dilo, véndelo. En cualquier cosa en la que practiques serás bueno, incluido en la basura.
¿La solución que propone el actor? Contar la verdad. Algo tan sencillo como no publicar noticias falsas. Pero la realidad es más complicada: la viralización de las noticias falsas, para muchos medios, es o bien una herramienta de desinformación o bien una forma de atraer clicks y ganar dinero. Los medios tradicionales sí mantienen criterios de edición y de veracidad. Y la verdad, a menudo, tiene muchos matices.
En cualquier caso, Washington, en un minuto, entiende algo sustancial, y de ahí el éxito de sus palabras: la prensa ya no está tan interesada en ser la mejor como en ser la primera. Y eso es un problema grave para todos.