Una investigación realizada en 1974 trataba de demostrar que en los juicios, a la hora de condenar a los acusados, el jurado solía mostrar más indulgencia con los individuos físicamente atractivos, aunque hubiesen cometido el mismo crimen que otros que no lo eran. También otro estudio revelaba que a los trabajadores sociales les era difícil aceptar que una persona atractiva pudiese cometer un crimen. Es lo que se llama efecto Halo, es decir, nuestra tendencia a definir el conjunto de la imagen de una persona, basándonos en uno de sus rasgos. Si X es atractivo, X también será un ciudadano responsable y respetará la ley al pie de la letra.
Bien, para entender de lo que estamos hablando, tenemos que remontarnos muy atrás en el tiempo, nada más y nada menos que a la Antigua Grecia y conocer la apasionante historia de Friné, una prostituta que salvó la vida después de que sus acusadores vieran sus hermosos pechos. Tan bella debía ser su figura que se creyó que aquella hermosura solo podía ser obra divina y, por tanto, más allá del campo de acción de los meros mortales.
No hablamos de un mero mito, sino un hecho documentado en los textos de la época. Friné en realidad se llamaba Mnesarete y era una famosa cortesana griega. Debido a su tez cetrina, se le llamaba por el nombre griego de "sapo" (Phryne). Era hija de Epicles de Tespias, pero pasó la mayor parte de su vida en Atenas. Aunque no conocemos las fechas exactas de su nacimiento y muerte, varios historiadores estiman que nació alrededor del 371 a. C., el año en que Tebas arrasó Tespias poco después de la batalla de Leuctra y expulsó a sus habitantes.
Gracias a su extraordinaria belleza, se convirtió rápidamente en modelo posando para varios pintores y escultores, entre ellos el gran Praxiteles (quien también era uno de sus clientes). La estatua que éste hizo de nuestra protagonista es una muestra de su incomparable encanto. Basta decir que fue comprada por la ciudad de Cnidus, después de que Cos (que la había encargado originalmente) objetara que estuviera desnuda, y se convirtió en una atracción turística tan popular que la ciudad logró saldar toda su deuda.
La belleza de Friné también se convirtió en tema predilecto de muchos griegos antiguos, que elogiaron su hechizadora apariencia, y Ateneo fue quien proporcionó la mayor cantidad de detalles sobre su vida. Esto es lo que mencionaba sobre ella en su obra titulada Banquete de los Eruditos:
"Friné era una mujer realmente hermosa, incluso en aquellas partes de su persona que generalmente no se veían: no era fácil verla desnuda, solía usar una túnica que cubría todo su cuerpo y nunca usaba los baños públicos. Pero en la solemne asamblea de la fiesta de Eleusis y en la fiesta de Poseidonia, ella dejó sus vestidos a la vista de todos los griegos reunidos, y habiéndose deshecho el cabello fue a bañarse en el mar; fue de ella de quien Apelles se inspiró para crear la Venus Anadiomena; y el escultor Praxíteles modeló a la Afrodita de Cnido a partir de su cuerpo; y en el pedestal de su estatua de Eros, que se coloca debajo del escenario en el teatro, escribió la siguiente inscripción:
Praxiteles ha dedicado un gran cuidado
Para representar todo el amor que sintió,
Sacando su modelo desde lo más íntimo de su corazón:
Me entregué a Friné por su salario,
Y ahora ya no uso más hechizos, ni flechas,
Ahórrate las miradas sinceras a mi amor"'.
También se dice que esta cortesana fue posiblemente la mujer más rica gracias a sus propios medios. Se volvió tan inmensamente adinerada en algún momento de su vida que se ofreció a financiar la reconstrucción de las murallas de Tebas, que habían sido destruidas por Alejandro Magno en el 336 a. C. Exigió entonces que se inscribieran en las paredes las palabras "Destruido por Alejandro, restaurado por Friné la cortesana". Intimidada por la idea de que una mujer, y para el caso no una cualquiera, sino una prostituta, pudiera reconstruir lo que Alejandro Magno había destruido, la oferta de Friné fue rechazada por los patriarcas de la ciudad y las murallas quedaron en ruinas.
Aquel juicio en el que sus pechos le salvaron la vida
A pesar de su apariencia “divina”, su increíble riqueza y sus famosos amantes, lo que inmortalizó a Friné en los libros de historia es sin duda su famoso juicio (y la historia de sus pechos). Ateneo escribe que fue procesada por un cargo capital y defendida por el orador Hipereides, quien era uno de sus amantes. No especifica la naturaleza del delito aunque algunas fuentes históricas no verificadas mencionan que fue acusada de impiedad, es decir, falta de fe religiosa.
A pesar de que existe una gran disputa entre los historiadores sobre lo que realmente sucedió ese día en la corte, una de las fuentes más creíbles (la de Ateneo) afirma que Hipereides le arrancó la túnica a Friné en medio de la sala del tribunal para mostrar a los jueces sus hermosos pechos. Su razonamiento era que sólo los dioses podían esculpir un cuerpo tan perfecto y, como tal, matarla o encarcelarla sería visto como una blasfemia y una falta de respeto a los hados.
Así lo escribe Ateneo:
"Ahora Friné era un nativo de Thespiae; y siendo procesada por Euthias con pena capital, fue absuelta: por lo que Euthias estaba tan indignado que nunca inició ningún proceso después, como nos dice Hermipo. Pero Hypereides, al defender la causa de Friné, como no tuvo éxito en absoluto, pero era evidente que los jueces estaban a punto de condenarla, la llevó al centro del tribunal, y, rasgando su túnica y mostrando su pecho desnudo, empleó todo el final de su discurso, con el más alto arte oratorio, para excitar la piedad de sus jueces al ver su belleza, e inspiró a los jueces con un miedo supersticioso, de modo que se sintieron tan conmovidos por la piedad como para no ser capaz de soportar la idea de condenar a muerte a "una profetisa y sacerdotisa de Afrodita"'.
Lo que parecía un caso perdido para Friné, se convirtió rápidamente en el triunfo de su vida. No sólo salió en libertad, sino que los tribunales prohibieron desnudarse en el tribunal y utilizar la defensa de "no se puede enviar todo esto a la cárcel". Su historia siguió inspirando varias obras de arte, entre ellas el cuadro Friné ante el Areópago de Jean-Léon Gérôme, de 1861, la pintura de Phryne de 1904, de José Frappa; la escultura Phryné del escultor francés Alexandre Falguière; y la escultura Phryne Before the Judges, del escultor estadounidense Albert Weine, de 1948.
Más importante aún, algunos estudiosos consideran hoy a la famosa hetaerae como un símbolo de libertad contra la represión disfrazada de piedad. Friné fue sin duda una de las mujeres más inteligentes y hermosas de su tiempo, según los escritos. De hecho, a pesar de su controvertido relato, continúa inspirando al mundo a través de su desafiante historia e independencia.