"Durante siglos, los artistas se han colocado a sí mismos en representaciones del mundo que les rodea. Con este trabajo estoy haciendo lo contrario. Yo pongo el mundo que me rodea en torno a representaciones de mí mismo". La frase es de Bryan Lewis Saunders, un artista gráfico de Nueva York que lleva dibujándose a sí mismo todos los días de su vida desde 1995. Y en muchas ocasiones, lo ha hecho bajo los efectos de toda clase de sustancias alucinógenas.
Saunders ha creado un catálogo de autorretratos inmenso: cuenta con más de 10.000 en su archivo personal, y los pone a la venta en su web. Lo interesante, como él mismo explica, es cómo trata de contar, a través de su lápiz, las distintas experiencias sensoriales y personales que le rodean. Como consecuencia, ningún autorretrato es igual al anterior. Ni siquiera parecido. Cada uno alberga un universo particular fruto de la relación del entorno del autor con él mismo en ese momento dado.
Y bajo ese prisma, las drogas que Saunders ha tomado a lo lago de su vida han creado auténticas maravillas en forma de autorretrato. Se trata de una serie particular dentro de su catálogo ("Under the Influence") en la que experimenta con casi cualquier droga existente. ¿El resultado? Deformaciones, alucinaciones, monstruos, simplificaciones. O lo que es lo mismo: nosotros mismos a través del prisma deformado que nos ofrecen las drogas para contemplar el mundo (y a nosotros mismos).
Algunos ejemplos: