Un informe de CNN, publicado el pasado febrero, recogía las vertiginosas cifras ingresadas por el matrimonio Clinton desde su salida de la Casa Blanca en 2001 hasta el comienzo de la campaña electoral de Hillary en abril de 2015: 153 millones de dólares en poco más de catorce años. Bill y Hillary son los políticos que, hasta el momento, han sacado mayor rentabilidad a su pasado presidencial, pero no son los únicos.
Los honorarios por discursos de algunos expolíticos, especialmente norteamericanos, ponen los pelos de punta. Según un estudio de ABC News de 2014, entre los oradores mejor pagados de Estados Unidos se encuentran Bill Clinton (200.000 dólares por discurso), el exsecretario del Tesoro Tim Geithner (200.000), el expresidente de la Reserva Federal Ben Bernanke (entre 200.000 y 400.000), George W. Bush (150.000), Condoleezza Rice (150.000), Al Gore (100.000) o Sarah Palin (100.000).
Parece que, al menos en Estados Unidos, las conferencias son la principal vía de ingresos de los expolíticos, sin que ello implique que renuncien a las pensiones que el Estado prevé para ellos una vez dejan el cargo: un montante total de 3,7 millones de dólares, repartidos entre los 1,3 millones de George W. Bush, el millón de Bill Clinton, los 850.000 dólares de George H. W. Bush y el medio millón de Jimmy Carter.
Fuera de Estados Unidos, Tony Blair es uno de los líderes mundiales del cobro por conferencias. En 2015, saltó a todas las portadas la desorbitada cifra de 330.000 libras por un discurso de 20 minutos en el Foro Mundial del Hambre en Estocolmo. Parece que ese fue su top de ingresos por una sola conferencia, pero la media no baja demasiado de esa cantidad. La fortuna exacta de Tony Blair, procedente, además de sus conferencias, de sus tareas de consultoría en entidades como JP Morgan o Zurich International, es un misterio difícil de desentrañar. El editor del Financial Times, Lionel Barber, declaró en 2012 que, el año anterior, Tony Blair se habría embolsado la friolera de 20 millones de libras. Y, en 2015, el propio Blair desmintió que formara parte del selecto club de los súper ricos y acusó a la prensa de exagerar los ingresos cercanos a los 100 millones de libras que se le presuponían desde el final de su mandato.
También el expresidente mexicano Felipe Calderón se sitúa en la élite de los conferenciantes mejor pagados del mundo, con una media de 150.000 por discurso, algo por encima de su predecesor Vicente Fox, que cobra unos 100.000. Además, Calderón ha sido profesor en la Universidad de Harvard, aunque sus ingresos por su estancia académica en Estados Unidos no han trascendido.
Uno de los casos de enriquecimiento posterior al cargo que más polémica generó entre la opinión pública fue el fichaje de Gerhard Schröder, excanciller alemán, por la gasística Gazprom, tras conceder a la empresa, en sus últimas semanas de mandato, un aval de 1.000 millones de euros para la construcción de un oleoducto.
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